miércoles, 22 de junio de 2011

PECADO



Pensar en tus labios, mi Dama,
Es morir al punto sepultado
Con esas dos dagas clavadas
Al ritmo que marcan estos versos
Dolorosos, lo que nunca he logrado…
Olvidar, mi Dama, tus labios perversos.



Y escucha presto el murmullo marchito:



Tienes el Alma de Luna marcada
En este derroche que vengo a traerte
Noche sin fin, noche pausada,
Tiránicos sueños de loco mendigo
Ante la puerta misma de la torre empedrada,
Canción siempre plena de Pena,
Ignota Pesadumbre parcamente  engalanada…
Otra Noche más que el incierto Destino
No tiene poder para acallar la fuerza de tu mirada.


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