En una tarde invadida de púrpura y luz,
Bajo los frondosos castaños florecidos,
Sobre el umbral polvoriento de la vida,
Los días transcurren como hoy y como ayer.
Es tanta la belleza de sus frondas florecidas,
Y aún de sus troncos con sus nudos y sus años,
Que casi temo contemplar
Sus copas verdes y doradas.
El sol ha extendido un velo de oro
Tan hermoso que me duele el cuerpo,
Y al mirar el intenso azul del cielo,
Conmovido, por error, he sonreído.
El mundo está en flor y parece sonreír,
Quisiera volar, mas a dónde y a qué altura?.
Si en esta triste alambrada las rosas pueden florecer,
Por qué no podré yo?. No me rendiré!.
ole kalamar, ahí va mi primer saludo en el blog, enhorabuena por ello, y precioso tu poema.
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